Atentados contra la vida de Billy

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Foto tomada en Zürcher Unterland ("tierras'bajas de Zurich")

Desde el 23 de Septiembre de 1964 al 3 de Septiembre del 2015 hubo 23 atentados (Intentos de asesinato) en contra de 'Billy' Eduard Albert Meier. Éstos se han originado desde ambos lados, por parte de seres humanos, tanto Terrestres como extraterrestres. Ésto es debido a que muchos malos individuos en el mundo simplemente no gustan de lo que él está haciendo y acerca de lo que escribe.

shop.figu.org: 23 Mordanschläge auf Billy Eduard Albert Meier (Book) (Escrito en Alemán Suizo) (Externo) - Título del libro: 23 Intentos de asesinato a Billy Eduard Albert Meier (Libro) - 52 Páginas.

Junio 8 y 10, 1998

Dos fechas notables una vez más, ya que en éstas dos fechas alguien intentó dos veces cambiarme de vivo a muerto —probablemente en respuesta a lo que yo había dicho en el Boletín #16 y en el Internet acerca de los sórdidos esquemas (maquinaciones) de los Hombres en Negro "Men in Black" y acerca de las falsificaciones de la foto de Asket-Nera. Kal K. Korff y Luc Bürgin ambos tomaron posiciones negativas en mi contra de nuevo, puesto que ellos creyeron que necesitan agrandarse y promoverse asi mismos como los auto denominados "desacreditadores de la farsa de Billy Meier." Con éste fin, ellos no están ni siquiera dudando explotar P. por sus defamaciones. Y yo quiero que sea sabido que desde que sus declaraciones abiertamente defamatorias provocaron mis clarificaciones en el Boletín #16 y en el Internet, ellos deben sobrellevar algo de culpabilidad por los nuevos atentados que han sido dirigidos a mi y mi vida. Y todo ésto ha tomado lugar después de varios años de tranquilidad durante los cuales ningún atentado fué hecho en mi contra.

Acá están entonces las circumnstancias relacionadas con los asaltos: En Junio 8, 1998, a las 4:40 p.m., yo estaba caminando en las localidades del cenetro SSSC Semjase Silver Star Centre désde el cobertizo hacia la pila de carbón y el almacén de Schmidrüti. Acababa de pasar a mi derecha la señal de prohibición del tráfico de vehículos, y estaba a la altura de un arce rojo cercano, cuando de repente sonó un disparo desde la izquierda. Con el estallido del disparo sentí que el aire se movía al pasar la bala por mi frente, al menos así interpreté la suave brisa. - Unos 30 minutos más tarde, cuando algunos residentes del Centro y yo inspeccionamos más de cerca el lugar del disparo, y después de haber examinado los alrededores inmediatos y más allá, descubrimos el punto de entrada de la bala en el tronco del arce rojo. La bala era del calibre 22. Cuando me puse al lado del árbol, mi frente estaba a la altura exacta del agujero de la bala.

Desgraciadamente, no pudimos localizar al individuo que me había disparado, ya que el agresor desapareció sin ser detectado, mientras yo me apresuraba a entrar en la casa para coger mi arma y no quedar desprotegido en caso de otro ataque. - El disparo lo oyeron también Conny Wächter y Aroona, su hija, que en ese momento estaban a unos 30 metros de mí. Desde su despacho, Eva Bieri también oyó el disparo, al igual que Davide Turla, miembro del Grupo Pasivo, que se encontraba a unos 50 metros [150 pies] en el almacén del bosque de Schmidrüti. - Yo estaba en el campo de visión directo de Conny Wächter y ella podía, por tanto, verme claramente. Sin embargo, ni siquiera ella fue capaz de ver al agresor; pero eso no fue sorprendente, porque los tres comprobamos más tarde que la persona se había escondido en el denso follaje de los arbustos de la ladera, donde el agresor no podía ser visto, aunque el individuo estaba a sólo 8 metros de mí. Me parece casi un milagro que la bala no me alcanzara a tan corta distancia, ya que pasó por mi frente por apenas uno o dos milímetros.

Después de este intento infructuoso, pensé que el asunto se acabaría por un tiempo, como siempre ocurrió antes. Pero nada más lejos de la realidad. Sólo 28½ horas más tarde, en la madrugada del 10 de junio, a las 3:05 horas, volví a ser asaltado. Esta vez el asaltante utilizó un cuchillo arrojadizo barato y, al parecer, no tenía mucha idea del manejo de tal arma, para mi propia suerte.

Silvano Lehmann, de guardia aquella noche, estaba de pie justo debajo del aparcamiento junto al garaje, al otro lado de la zona abierta, cuando me acerqué a él. En dos ocasiones escuché unos extraños sonidos a lo largo de la ladera arbolada. Aunque había una luna en el cielo que iluminaba débilmente el aparcamiento y tanto a Silvano como a mí, no podíamos ver nada en dirección a donde se habían originado los inusuales sonidos ya que todo estaba envuelto en las profundas sombras bajo los árboles. Mientras escuchábamos durante uno, dos o tres minutos cualquier otro sonido revelador en la noche, me situé en un terreno ligeramente más alto que Silvano porque estaba en el borde inclinado del aparcamiento, frente a él. De repente, sentí un fuerte golpe en el riñón izquierdo y oí un ruido metálico cuando algo cayó al suelo a mi izquierda. Con mi linterna escudriñé el suelo con la esperanza de localizar lo que me había golpeado y luego había caído. Silvano y yo pudimos ver inmediatamente que se trataba de un cuchillo arrojadizo, evidentemente lanzado hacia mí por un individuo inexperto, porque me golpeó primero el mango, afortunadamente, en la zona del riñón (el cuchillo probablemente había girado sobre su eje al salir despedido hacia mí). El dolor causado por el impacto fue considerable, y sólo remitió lentamente tras permanecer varios días. - Si el cuchillo no me hubiera alcanzado y hubiera seguido su camino por el aire, seguramente habría girado de nuevo y habría golpeado a Silvano directamente en la cara, ya que él estaba de pie ligeramente por debajo de mí en el camino inferior, a apenas un metro de distancia.

Aunque iluminamos inmediatamente la oscura ladera con nuestras linternas y buscamos rápidamente en el sendero, no encontramos nada excepto la funda del cuchillo, que el asaltante que lo lanzó -que obviamente fue más rápido en desaparecer del lugar que nosotros en llegar a su escondite, aunque habíamos corrido 10 metros antes de llegar al sendero- había dejado caer inadvertidamente en el lugar. Diez metros también resulta ser la distancia a través de la cual se me había lanzado el cuchillo arrojadizo.

Sólo puedo afirmar que me parece despreciable y triste que alguien intente eliminar la verdad de esta manera, y no importa si los "Hombres de Negro Men in Black" están detrás de estos intentos de asesinato y, como de costumbre, explotaron a un terrestre lábil para hacer su sucio trabajo, o si la persona es simplemente un enemigo confundido de Billy Meier. Dudo mucho de esto último y tiendo a pensar que fueron los intrigantes "Hombres de Negro". La mayoría de los asaltos a mi vida, después de todo, fueron perpetrados por ellos de manera que influyeron en personas inestables y las obligaron a seguir sus órdenes, ya que ellos mismos no desean ejecutar sus propias acciones sucias, y especialmente no con sus propias armas altamente desarrolladas cuya tecnología secreta sería, por lo tanto, revelada. Esto es lo último que querrían, ya que dicha información debe permanecer en secreto. - De una forma u otra, en mi opinión los asaltantes son unos desgraciados que pagarán un precio increíblemente alto en el futuro por arriesgarse de esta forma.

Billy


Source: us.figu.org: Attempts on Billys life




Lecturas adicionales

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Referencias